Ser hija de una asesina serial no es fácil, y Milly nos enseñará que la sangre materna siempre permanece dentro de nosotros.
Después de graduarse de la universidad con una licenciatura enfocada en salud mental, Ali Land pasó una década trabajando como enfermera psiquiátrica para niños y adolescentes en hospitales y escuelas de Reino Unido y Australia.
Actualmente es escritora de tiempo completo y vive en Londres.
Niña buena, niña mala es su primera novela.
La madre de Annie es una asesina en serie. El único modo de detenerla es entregándola a la policía. Pero aunque ya no esté cerca, Annie no puede sacarla de su cabeza. El secreto de su pasado no la deja dormir, incluso con su nueva familia y su nuevo nombre: Milly. Mientras que un equipo de expertos prepara a Milly para encarar a su madre en un complicado juicio, ella a su vez deberá de confrontar su pasado. Ahora puede ser quien ella elija ser... una página en blanco.
Pero su madre es una asesina serial. Y la sangre siempre llama.
Antes de comenzar este libro no tenía ni altas ni bajas expectativas, solo buscaba una buena y placentera historia. Leí que era del género suspenso y misterio, y al ser mi mero mole lo abrí dispuesto a adentrarme en su trama. Su calificación en Goodreads era de 3.8, así que no esperaba un libro magnífico digno de Premio Nobel, pero es verdad que tampoco me esperaba lo que encontré en sus páginas.
La lectura comienza de manera interesante y me percaté que el estilo narrativo de la autora era bueno. Hasta que llegué a la página 20, donde todo empezó a volverse muy plano y con una impresionante falta de ambientación. No logró transportarme a ningún lado, ya que las descripciones eran meramente de los personajes y no de los lugares.
Hubo conflictos y problemáticas bastante comunes y clichés que no permitían un buen desarrollo de la protagonista. Y en cuanto a los personajes, todos se sentían bastante planos y poco realistas. Teníamos a un papá adoptivo que, aun teniendo ya muchos años de ser psicólogo, era un pésimo profesionista, la madre adoptiva estaba de adorno en la historia y la hija de los papás adoptivos solo tenía las actitudes típicas de una chica bully.
Lo que me permite ir a el desarrollo de la trama, que más allá de contarnos la historia de Milly como la hija de una asesina serial, nos cuenta la historia de Milly como una niña que sufre de acoso escolar en la escuela. Desde ahí fui perdiendo el interés por la novela, pero seguía leyendo con tal de saber que sucedía en el juicio (la trama principal).
Milly tiene muchas incongruencias en su personalidad y aunque al principio pensaba que era parte del libro, eventualmente me di cuenta de que esas fallas no eran por una personalidad doble, sino porque no estaba bien creada.
Aquí viene mi molestia más grande. Además de Milly, el papá adoptivo y Phoebe (la hija del papá adoptivo), todos los restantes son completamente irrelevantes. No aportan nada a la historia. Y eso no es todo, ¿recuerdan que la trama principal es el juicio en contra de la mamá de Milly? Pues se abordó hasta la página 226 (el libro tiene 330), antes de eso fue puro relleno para que conociéramos a Milly. Y para acabarla de amolar, cuando lo interesante llegaba (el juicio), se acaba en menos de 30 páginas. ¿CÓMO ES QUE LA TRAMA PRINCIPAL SOLO ES ABORDADA DURANTE 30 PÁGINAS DE LAS 330 QUE TIENE EL LIBRO?
Pero bueno, el final es lo único que rescataría, no es el mejor pero mínimo tiene un poco más de impacto, aún así no hace que todo lo demás valga la pena.
En general fue una novela que me aburrió, me molestó por algunos sucesos absurdos o que simplemente no fueron concluidos. Su misterio fue lentísimo y tedioso.
Normalmente un libro con calificación de 3.8 suele estar pasable, pero este definitivo no llegó a satisfacerme en lo absoluto. No pude con la historia, no empaticé ni conecté con ningún personaje, ni siquiera con la protagonista. Bien pudo ser el momento en el que lo leí, pero la verdad lo dudo.
Solamente sé que fue un libro que me deja un mal sabor de boca y sin ganas de leer más de la autora.
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